POCO FLORO: EL BLOOOGGG (SOLO PARA ADULTOS O POSTULANTES A)

La gente lúcida sufre mucho. Por eso toma para atontarse...

Esto es un blog porque ellos lo dicen ("ellos", históricamente, realmente no existen, pero siempre se les menciona: no sabemos de quién diablos hablamos pero, como no hay a quien echarle el pato, pues "ellos" controlan las cosas, "ellos" suben la gasolina, "ellos" mataron a Kennedy, "ellos" nos observan, etc.) Blod, no, blot, carajo, blog... La palabra misma suena a pedo, estornudo, a tos de gago: "blog", bienvenidos a mi "blogggggg"... Lo peor es que -se supone- el susodicho debe tener un life motif (orden de "ellos", también) y, para serles franco, no lo tengo. Sorry pero, vivir debe tener un motivo? Acaso siquiera nos consultan? Pero ya que hemos sido invitados, a la prepo o no, hay que motivarse pues. Sino se acaba, por ejemplo, como la amante de Kennedy o el de la caminata lunar. En fin, si eres activista de derechos humanos, brigadier de tu clase, presidente de la APAFA o buscas cosas "positivas" en internet, en el sentido cursi-aburrido del asunto, aquí pierdes tu tiempo.Yo no quiero salvar al mundo, más bien estar a salvo de él. Tampoco quiero la paz mundial, pero estaría mejor si el mundo me deja en paz. Eso se consigue sólo de tres formas, simplísimo: durmiendo, muerto, o escribiendo. La primera, lamentablemente, dura poquísimo y está el peligro de soñar, lo que te puede jugar una mala pasada y levantarte con ganas de opción dos, por ejemplo. Y opción dos vade retro, con dos te miro con tres te ato, abracadabra, back off, atrás animal feroz... No, soy bien masoquista y por el momento me encanta vivir para escribir. Tres, la ganadora. Pero en mi mundo dentro del mundo (ojalá lo entiendan, sino, los invito a leerme. A leer mi bloooggg...)



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Friday, July 6, 2012

Entrevistando a la testigo


Prehistoria de los testigos: Empecé a escribir este cuento -que, finalmente, no es este cuento- en el avión, fascinado con una historia más bien trágica que acababa de escuchar al regreso de mi visita veraniega a Lima Limón: un muchacho había sido encontrado muerto en una cabina de internet con los pantalones abajo, frente a páginas pornográficas que explicaban mucho pero detallaban poco. Intenté como loco obtener más información sobre ese chico una vez pisé gringolandia; la historia ya se había apoderado de mí; le imaginé al muchacho (mi muchacho, el de mi historia, el personaje literario desprendido de aquella noticia tragicómica) una vida llena de desdichas que lo empujaron a desquites platónicos y puede que patéticos para muchos, pero que para él significaban su páramo todo, su excusa para vivir en esa Lima que lo sepultó. Y bueno, empezaba el relato con el interrogatorio maleadísimo de un oficial con la joven y guapachosa trabajadora del locutorio que encontró al muertito. El oficial poco interés tenía en detalles que, digamos, ayuden en la investigación: no dejaba de verle los pechos a la chica, e insistía una y otra vez en que le cuente qué páginas eran las que vio el pata antes de, si a ella también le gustaban esas paginitas, amiga, etc. ¿Cómo deformó esa historia más bien triste, detectivesca y reporteril, tramada con gotitas de Faulkner y Katzenbach, en el cuento que leerás a continuación? Vaya a saber el sereno. El día que la creación literaria encuentre explicación lógica el dinosarurio de Monterroso se volverá a dormir. Ya, poco floro.


Entrevistando a la testigo 

Cuando me metió ese floro de ‘la primera vez’, me dije otro traumadito más que quiere cariñitos o trato especial, que lo bese, por ejemplo. Pero una vez que entramos en calor resultó que sí, era pito el huambrillo. Teníamos ya media hora en la vaina y el ñaño nada, el piquilín no se despertaba. La clásica de los pajeritos pues, con su perdón jefe. ¿Cómo lo sé? Esa es fácil jefecito. Le dices te dejo solo unos minutos papi, en lo que te relajas y me estiro un poco. Entonces le das la espalda, o sea yo le doy, no usted, y te haces la que se olvida que está ahí, pero es parte del truco: todavía estoy calata, hago como que me saco conejos, me estiro bien, sobándome el picho y todo, mientras, ajá, va captando jefe, el muchacho se toca el asunto solo y, magia, de bolsita de chupete a chisguete de carnavales, al palo, como dicen ustedes los limeños. De pajeros pues.
¿Cuándo sé a qué hora voltear? No se preocupe jefe, claro que entiendo, yo sé que preguntar es parte de su chamba. Pues qué le digo, supongo que una ya tiene de la vida su experiencia ¿no?, sus instintos. Dos años nomás jefe, desde que llegué de Iquitos.

Bueno, pasaron como diez minutos (nunca hago el truco por más de quince, el servicio es por una hora justita sino viene el Boni a tocar la puerta. Bonifacio, sí, el que lo encontró), y, digo, lo normal es que al voltear los encuentre ya armaditos, aprovecho y voy de frente para que la cosita no se baje, pero la situación del muchacho era otra. No jefe, cómo cree, yo tengo un hermano soldado allá en Manaos cuidando la frontera, mi mayor respeto por la oficialidad de mi país, no le estoy viendo cara de cojudo, así procedo en mi trabajo, quizás usted no ha necesitado visitar a una trabajadora sexual y no sabe. ¿Sigo? Pues el huambrillo seguía con la cosa bien baja súper baja, ashishito, pero no porque el truco no haya funcionado sino que funcionó demasiado bien, como dice La Loca. Sí, la trabajadora que entrevistó primerito. Sí, confirmo su declaración: el chibolo no sólo había levantado su cuestión sino que hasta terminó solito, usted sabe. Tremendo pajerazo. Yo no sabía si reírme o botarlo o besarlo, no jefe, no besamos, pero me dio tanta penita, el ñaño estaba llorando, su cara rojísima, sin mirarme a los ojos. Pero bueno, como una también tiene que trabajar (aunque de saber lo que pasaría después lo habría súper abrazado y nunca lo hubiera gritoneado), le dije que ya no llore como niña y que se vaya cambiando, so pajero, que quién se creía para hacerme perder el tiempo. Se secó los mocos y me dijo algo. No le entendí al principio, le dije ¿qué?, habla fuerte, y él que nada, que si por favor podía cambiarse solo. Como que me regresó la pena y le dije que bueno, total terminaste antes que acabe el servicio, voy a lavarme la boca por tanta chupeteada por las puras pero cuidadito con robarte algo sino el Boni te hace cecina. Se quedó calladito, hizo sí con la cabeza, me sentí mal de nuevo pero ni tanto, ya me había aburrido tanta huevada para serle sincera.

Cuando se cumplió la hora el Boni le tocó la puerta, dice. Yo estaba mirando la novela en la salita con La Loca. Y nada, dice. Que toca de nuevo y trata de abrir pero el chibolo le había puesto seguro. Escuchamos los gritos, abre conchetumadre, nos reímos, dije aparte de pajero, marmansho, el Boni lo va a matar. De ahí vino el ¡pum!, la puerta abajo. Pero ahora el que gritaba era el Boni, qué vocecita tenía escondida, dijo La Loca, grita como virgen. No me reí, le dije vamos a ver, algo me angustió el corazón jefe, no sé, como un súper malísimo presentimiento. Cuando llegamos ya se imagina, también grité, me puse histérica. La Loca decía ya nos jodimos, mejor nos escapamos, nos van a cagar charapa. Yo seguía como estatua en la puerta, temblaba todita de pies a cabeza, ni cuenta me di cuando el Boni salió del cuarto. De ahí supongo que los llamó, ustedes aparecieron al ratito nomás, y como ve nunca nos escapamos, si no hicimos nada malo. Y bueno, lo demás ya lo sabe, nos trajeron acá. Sí jefe, el calzón y el sostén son míos pero aj, ni loca los quiero de regreso. Oh, sólo decía jefe, pensé que me preguntaba para devolvérmelos. El cuchillo tiene que haberlo traído escondido él jefe, a las justas guardamos ropa y cosméticos en el cuarto. Gracias a usted jefe, pero ¿cuándo vamos a salir? ¿Mis amigas ya se fueron? ¡Qué súper bueno jefe!, ¿entonces ya me voy? ¿Ah? Claro que sí jefe, con todo gusto. ¿Aquí nomás? Claro que sí mi jefecito, yo me acomodo. Sí jefecito, estoy sin calzoncito, el difunto se lo puso pues.



                                                                                                                 

                                                                                                            Westlake, Enero del 2012











Wednesday, November 23, 2011

El Loco Bicicleta

El Loco Bicicleta


Viernes 18 de Noviembre, 10 y pico de la noche. Estoy en el Bee Bee’s, un bar a pocas cuadras de la Cleveland State University, en donde he recalado luego de ir a recoger a mi esposa e hija de un concierto sin finalmente recogerlas porque, siendo ya las diez de la noche, los dos moticucos que se hacen llamar Plan B no han llegado a una cita que debió haber empezado a las ocho.

He estado aquí ya tres veces, con ésta, y sigo con la misma sensación de la primera: ¿a qué hora aparece el Hombre Lobo? ¿Han visto esa película gringa categoría B, tan mala como inolvidable, donde un pata que se parece a Rocky –no a Sylvester Stallone, sino a su Alter Ego Rocky, o sea, ya caracterizado y producido para recibir golpes que tuerzan más esa mandíbula Maritere Braschi- entra a un bar sucio y rojo, con cabezas de venados en las paredes, y todos se quedan misteriosamente callados cuando el futuro werewolf anuncia que continúa su camino, a pesar de la luna llena? Igualito, pero sin venados decapitados y con música ochentera, Summer of 69 me da la bienvenida. Bueno, si no han visto la película evítenme una descripción detallada y sólo imaginen cualquier otro bar gringo (pobre, eso sí) de cualquier otra película (si es B, mejor) donde la bar tender o es tetona pero gorda o bonita pero desaliñada o amable pero fea o mamacita tipo deberías-ser-modelo pero malcriada o… Si es todas las anteriores, mucho mejor.

Porque así es este bar. Tiene tres bar tenders, de todos los estereotipos imaginables. Y la clásica decoración kitsch que consiste en, justamente, la falta total de decoración: mientras más sonseras cuelgues, pegues, dibujes, derrames, claves o vomites en las paredes, mejor. Oscuro, tolerablemente apestoso, sin seguridad afuera y menos adentro, escondido entre la 18th con Superior en el corazón de Cleveland -ciudad sin corazón, además- y llenecito de estudiantes de la CSU quienes, como yo, rajan cada vez que pueden cuando están lúcidos de este antro al que juran nunca más volver para volver ni bien puedan. Como yo, también, supongo, ahora que debo huevear al menos un par de horas.

Tenía y crucé varias alternativas, antes de llegar al Bee Bee’s casi en piloto automático: CSU no se caracteriza necesariamente por sus escrúpulos éticos. No es que la universidad esté rodeada de bares y licorerías; es, en sí, en parte, un bar. En el primer piso del Centro Estudiantil tenemos el Bar Uno, que finalmente termina siendo el Bar Ultimo donde los que viven in campus terminan con la peruanísima pero me doy cuenta que también gringuísima ultimita, compadre, la del estribo, last shot and we’re done, homie, antes de regresar a casa.

Vamos: esa vaina ya es internacional, seamos justos. Porque quien me trajo al Bee Bee’s la primera vez no fue ni un peruano ni gringo (no en el sentido netamente geográfico) sino un rumano compañero de clase.

     -This bar sucks Hernan, but they got cheap drinks. Last shot and we’re done.

De eso hace tres meses cuando Hernán era el nuevo estudiante, welcome to CSU, let’s go have some drinks, y fue arrastrado al barcito peor es nada preferido por todos mis nuevos e internacionalmente borrachos compañeros de maestría. Me toca, ahora que he vuelto, la bar tender categoría bonita pero desaliñada: what are you having, honey? Una jarra de Miller Lite, por favor. Miller es la cerveza que aprendí a tomar en Wisconsin y que más me recuerda a mi legendaria Cristal, aunque en estricto rigor alcohólico no se parezcan en nada; la Cristal cumple su misión, te emborracha al toque, mientras que la Miller tarda, no sé, te ahueva tanto con su nula producción de eructos que te deja más bien aletargado, feeling, tan sentimental que asocias los primeros recuerdos con su sabor amanerado. Y mi primer recuerdo, hace nueve años ya, cuando el primer salud navideño fuera de mi patria con una Miller ofrecida por el gran Jaime, fue, justamente, aquellas Navidades incomparables con los Gálvez y Villavicencios (por separado, allá en perulandia, unidos, aquí en el bobo) regadas de Cristal, la campeona de la calidad, sinónimo de borracheras en serio, con eruptos, peleas y amistes y todo, como debe de ser.

Pero la desaliñada pierde la paciencia –que, para una bar tender gringa de bar categoría peor-es-nada, consiste en un intervalo de 3 segundos de media sonrisa- y como que se quiere pasar al bando de malcriadas, aunque sin la combinación con modelo, tampoco, porque me responde impaciente que no tienen Miller Litte en jarra, honey, pero honey, en vez de seguir la lógica y preguntar ok, ¿qué tienen en jarra, entonces?, insiste y pregunta qué otra chela tienen parecida a la Miller Lite en jarra, por favor.

     -No tomo Miller Lite, así que no sé. ¿Quieres que regrese en un rato en lo que te decides?

Sonrío porque, a pesar de su sueldo y los cuarenta rostros patibularios que rodean la barra y la llaman a gritos, ella también sonríe. Alzo el dedo y, al azar, señalo cualquier lugar de cualquier lista de las mil que acabo de descubrir pintarrajeadas en la pared.

     -Samuel Adams?

     -Samuel Adams it is- respondo, recién descubriendo lo que acabo de escoger.

Por una parte mejor: ¿para qué llamar a la nostalgia, ahora, con el sabor distinto pero igualito a mi Cristal de una Miller? Ya pasaron nueve años, he vuelto a mi terruño tres veces, en un mesecito y medio regreso, mi viejo acaba de visitarme y ganó Humala. Báh, relájate Nan, termina tu chela y a disfrutar el fin de semana. Recibo la jarra con el líquido negro de la Sam Adams, sabor que estoy por descubrir, con un solo vaso (es lo bueno de estos bares, las bar tenders saben que si pides una jarra de lo que sea y estás solo, es porque vienes a tomar, no a esperar a alguien, como te preguntan en otros bares, digamos, de categoría mejor que nada, donde o te ofrecen un segundo vaso o de arranque te advierten que no pueden venderte una jarra entera porque estás solo, se ve mal, te explican: si te emborrachas, emborráchate con individual drinks en la mesa, no con una jarrota. Supongo que así tu borrachera luce más presentable o menos patética) y, qué miércoles, pido también el menú aunque no tengo hambre pero con algo hay que bajar el tufo y el efecto adormecedor, no vaya a ser que me cruce con algún tombo.

Sirvo el primer vaso de lo que calculo serán cuatro o cinco. La bonita-desaliñada ha renunciado a intentar malcriadez alguna y me advierte que, entre nos, lo mejor que tienen son las alitas. Dejo de mirar el menú (además, ¿qué más podría pedir en un bar peor es nada?) y acepto la sugerencia, tráme las más picantes pero con un side de salsa caribbean jerk, lo único que llamó mi atención de lo que pude leer, a ver qué tal es.

Cuando llegan mis alitas picantes, junto con la cuenta (en los bares así te cobran por adelantado, más vale prevenir que corretear), escucho un hey, hey, buddy, a menos un metro de mí.

     -Yes?

Lo que recibí por respuesta me tomó un par de minutos descifrar. My beer? Yes, it’s good, cheers!, dije por educación o agradecimiento, levantando levemente mi primer vaso (que, recién me daba cuenta, apenas había probado) y secándolo en una. Seguía atacando mis alitas –resignado: la bar tender me las trajo al revés, con el caribbean jerk como sabor principal y el side con salsa picante, pero en fin, mejor apurar el trámite sin reclamar y que pasen los minutos, ya debe haber pasado al menos media hora- cuando el hey, hey, buddy, volvió. Era el mismo tipo, pero esta segunda vez me di cuenta que también era distinto: ahora que lo miraba bien, con un inicial fastidio por su insistencia (detesto que me hagan el habla si aún no estoy tan borracho como para tolerar las generalmente sosas historias de los choborras solitarios), quien me había sonreído hace un momento, a quien le había entendido entre tanta bulla sólo las universales beer, good, hey, estaba sentado a una altura imposible para las altas y desgastadas sillas que rodean la barra del Bee Bee’s, con su vaso de plástico semivacío casi a la altura de su mentón. Sólo cuando me acerqué un poco para entender mejor lo que decía me di cuenta que mi afanoso interlocutor afroamericano no estaba sentado en una silla del bar, sino en su propia silla de bar y de vida, y que le faltaba una pierna.

     -Oh! Ok, sure, I’ll pour it…

Cumplí apurado lo que me había pedido, que si le podía invitar un poco de mi cerveza, porque Samuel Adams is good, él estaba tomando Blue Labath, la más barata de la lista, la única que podía comprar, me explicaba. Le serví sobre lo que quedaba de su cerveza, así me lo pidió, y me serví también, apuradísimo, avergonzado por no haber entendido, por cojudamente haber incluso levantado mi vaso lleno contra su vaso que vi más vacío que nunca cuando comprendí. Las manotas del moreno, antes de probar su combinación de 80% Sam Adams con 20 de Labath, se juntaron como cuando uno va a llamar a alguien, pero en vez de cubrir su boca buscaron tímidamente, sonrisota con dientes blanquísimos de por medio, mi mano derecha:

     -Gracias, amigo. Te pagaré algún día.

Sonreí, no tienes que pagarme nada, le dije, y por fin me sentí mejor, salud: me llamo Hernán.

     -Are you Native American, my friend? I’m Derek, nice meeting you.

No, no soy indio nativo americano, le aclaré (no es la primera vez que me confunden, mis ojos achinados y piel cobriza podrían tranquilamente reemplazar el Gálvez por un Bluebird o Redskin), soy peruano, Derek. Peru? Where is it? En Suramérica, amigo. No sé si por asociación, luego de preguntarme qué idioma hablábamos por allá, cambió mi nombre por Hernandez, y no me pareció oportuno corregirlo.

     -Oh, Peru. So you speak Mexican?- Me había dicho un gringo ebrio solitario, años atrás, lo que despertó una estúpida indignación en mí y mis amigos de juerga que casi acaba en Incas vs. Peregrinos. Reemplacé la intolerancia por la sonrisa con los años, y a veces da resultado.

Sentí un efecto raro con la combinación paladar-Samuel Adams-Derek-Hernandez-segundo vaso. Pasó que Hernandez llenó de nuevo el vaso del moreno, sin preguntar. Una sensación, primero, de la cagué de nuevo. Ya le iba a ofrecer disculpas sin saber necesariamente por qué. Pero permanecí callado; conforme secaba el segundo y nervioso Samuel Adams, lo vi clarísimo: recordé la imagen de un chibolo escuálido, trinchudo y patichueco parado, mejor dicho estacionado, porque no se movía, en la esquina de nuestra entrañable casa de Jr. Portugal, en Breña, donde aprendimos a vivir con papás separados antes que se separaran, hace veinte años. El chibolo miraba con cara de experiencia religiosa a una ambulante que vendía lapiceros gastados. Sí; todo lo que vendía la tía era o usado o viejo pero siempre definitivamente feo: portaminas sin minas, borradores pintarrajeados, libros (mal) forrados, álbumes a medio llenar, hasta caramelos. Claro que los caramelos, el chibolo seguramente imaginaba, no podían estar usados. Pero en lo que se concentraba desesperadamente, sin escuchar los gritos de su padre desde un Volkswagen blanco, apúrate flaco, ¿qué haces ahí?, era en esos lapiceros usados, colgados ordenadamente en una liga partida por la mitad para que sea más larga al estirarse. La dueña del puesto en algún momento se percató de la presencia de ese mocoso mirón y extraño, pero no se molestó: ¿quieres un lapicero, chiquito? La señora había sonreído y eso como que despertó algo incomprensible en el huevas.

     -S-sí- tartamudeó, la mirada fija en la sonrisa sin dientes de la anciana.

     -Cada uno es a treinta centavos, pero te doy dos por cincuenta- siguió sonriendo ella, acomodándose una frazada encima, llenecita de huecos.

“Ya” dijo por toda respuesta el mocoso, antes de salir disparado, ahí voy papá. Toda esta secuencia, totalmente olvidada por dos décadas, volvió tan nítida como lacrimógenamente mientras terminaba ya, por fin, el segundo vaso, resignado a que Derek se haya ofendido con toda la razón del mundo por mi impertinencia, y mordiendo los labios para no soltar nada que se parezca a una lágrima antes de entender qué mierda me estaba pasando. Ya había decidido no ofrecer disculpas sino salir disparado de ahí, sin terminar ni la cerveza ni las alitas ni nada, cuando un Thanks my man! Thanks my man!, me devolvió la respiración pero, sobre todo, la sonrisa.

     -I love Samuel Adams!- agregó Derek, secándose el segundo vaso y apagando ya, felizmente, tantos thanks my man que no me dejaban analizar nada. Por fin se cayó, y le pregunté si vivía cerca. Su sonrisota perenne no cambió un ápice cuando me respondió, como quien da la hora, que no tenía casa. Pero algo en mi estúpida cara sí debe haberse movido, porque añadió enseguida:

     -Pero voy a estar bien. En dos semanas me dan un departamento.

     -Oh, ¿el programa de housing?

     -No, la asociación de veteranos. Soy veterano del ejército.

De nuevo, a pesar de la oscuridad, la inercia cojuda de mis gestos debe haberme jugado otra de sus insoportables pasadas: Derek de inmediato señaló su pierna inexistente y movió la cabeza lado a lado, enfáticamente.

     -No mi amigo Hernandez, así no perdí la pierna. Un auto me atropelló hace años, cuando ya no servía para el ejército. Yo serví del 81 al 86, en una base de Texas. Para mi mala suerte no fui a ninguna guerra. Pero ellos me van a ayudar a conseguir un departamento, ¡me lo entregan en dos semanas!

Entonces el tercer vaso de Samuel Adams aclaró todo, como aquel primer sorbo de Miller Lite hace 9 años. No me puse nervioso ni temblé ni nada cuando, con la sonrisa más distraída que pude perpetrar, le serví el tercero, antes de preguntarle si tenía familia.

     -En Youngstown, de ahí vengo, pero no aquí. Así estoy bien.

Luego, por decirlo de alguna manera, volvió el cojudo del lapicero gastado:

     -Hace frío afuera, Derek.

Mi nuevo amigo era genial: sin saber el esfuerzo descomunal que hacía por alejar esa imagen chibolo-vendedora-de-lapiceros-de-mierda, me volvió a mostrar los dientes y, ante mi estupor, se paró de golpe en un pie, en perfecto equilibrio.

-¡Mira, mira Hernandez!- gritaba con alegría, señalando el asiento de su silla de ruedas- ¡Mira lo que tengo, estoy preparado amigo, no te preocupes!

Lo que tenía eran unas tres o cuatro sábanas versión vieja de los lapiceros, dobladas cuidadosamente sobre el asiento. También tenía periódicos y revistas en una bolsa de plástico que colgaba de un lado, para no aburrirme por las mañanas, Hernandez. Los mostraba feliz, orgulloso: no es el primer invierno, mi amigo. Estos de aquí me protegen bien.

     -¡Hey Derek, sí que eres alto!

     -¿Soy alto, verdad? Jugaba básquetbol de chico.

Hizo un pase imaginario que, por supuesto, encestó el punto ganador, el camino a la verdadera victoria para alguien que anda por la vida ganando y ganando cada vez que quiere, y siempre quiere ganar, porque siempre quiere sonreír. Como ahora, que está empilado y, sentándose en la orilla de su silla campeona, le da palmadas a su vieja compañera: la silla. Perdón, lo dijo así:

     -Esta no me falla nunca, Hernandez. Mi amiga, mi bicicleta.

El Loco Bicicleta se bautizó como loco cuando me presentó como su old friend a un tipo que pasaba por su lado, a quien dudo lo conociera. Y es que es una locura feliz e inolvidable ser ya un amigo antiguo tuyo, Derek, qué más quisiera yo, habernos conocido antes y así estar mejor preparado ante los efectos lacrimógenos de una Samuel Adams de toda la vida por primera vez en la vida de esta vida como tu nuevo amigo antiguo. Así de complicado es…

Conversamos mucho, sobre su vida en Youngstown, su mala relación con sus hermanos, el dinero que obtuvo por el accidente (“mal aprovechado, Hernandez, lo invertí mal”) y lo orgulloso que se sentía de haber pertenecido al Army. Yo le conté sobre mi vida en Perú, que regresaba en Diciembre; sobre mi esposa e hijos, lo mucho que los amaba.

     -A propósito, Derek, ya debe haber terminado el concierto.

Mi reloj marca las doce, y algo en mi corazón (sé que es la bendita imagen del chibolo llorón frente a la tía de los lapiceros, pero no quiero pensar en ello ahora que tengo que despedirme) me indica que esta vez no la cagaré. Busco unos billetes en mi cartera y se los doy a la bar tender, para que el Loco Bicicleta siga alegrándose la noche un poquito más, rogando que así sienta menos el frío, y cruzando los dedos para que me pida algo. Porque no me voy a arriesgar a cagarla ni perder a mi nuevo gran causa ofreciéndolo yo. Pero el Loco vuelve a sorprenderme. Sonríe, agradece el nuevo vaso de Sam Adams, y sí me pide algo, pero no lo que yo esperaba y no me atrevía a darle: los billetes que guardaba apretujados en la mano:

     -Regresa en dos semanas, Hernandez, mi amigo. En dos semanas me dan mi departamento, y te invitaré esta vez yo los tragos. Y trae a tu esposa. Eres un gran amigo.

Nos dimos un fuerte abrazo, como si de verdad nos conociéramos desde siempre. Y, mientras encendía el auto, me observé en el espejo retrovisor un rato, buscando y, felizmente, lo encontré, con alivio y esperanza: no he cambiado, no me has cambiado, Estados Unidos. Aún me reconozco y recuerdo sin miedo y llenecito de ese sentimiento esperanzador aquella vez cuando le pedí a mi padre un sol para comprar cuatro lapiceros.





Wednesday, December 22, 2010

Padre nuestro, ¿estás en el cielo?

Nos enseñaron que el 25 de Diciembre nació Jesús. A los treintaitrés años murió crucificado –soltero y célibe- para salvarnos de nuestros pecados. Pues, ¿qué tal si la historia no hubiera ocurrido exactamente así? ¿Qué tal si les contara que Jesús debe haber nacido entre Septiembre y Octubre del año 2 D.C.? Y que su crucifixión fue una sentencia política, por sedición. Y que hay evidencias –escondidas por siglos- de que pudo haberse casado. Y... procreado. Ya sé: ¡blasfemo! ¡Quémenlo en la hoguera! Porque eso también nos han enseñado, a descartar sin fundamento todo lo que contradiga el canon (sobre todo si es, justamente, con fundamento) Pues bien, la escritora estadounidense Margaret Starbird –autora del best-seller “La Mujer con el Jarrón de Alabastro”, investigación que inspiró a Dan Brown escribir el no menos famoso Código Da Vinci- me ayuda en esta entrevista exclusiva para Poco Floro a descifrar los misterios de la historia más popular jamás contada. La historia de Jesús, el Cristo.

Más allá del Código

El Código Da Vinci es sin dudas uno de los libros más controversiales de los últimos tiempos. Reactualizó un tema susurrado por siglos: la ambigua relación entre Jesús y María Magdalena. Dan Brown ha confesado que empezó a escribir su historia luego de leer “La Mujer con el Jarrón de Alabastro”, de Margaret Starbird. Ella es autora de varios libros sobre lo sagrado-femenino, factor importantísimo en el cristianismo primitivo. Esto le ha costado el encono de la iglesia y viscerales críticas académicas. “La Mujer con el Jarrón de Alabastro” es su trabajo más conocido y polémico. Ahí ofrece una investigación sobre las evidencias que podrían ubicar a Cristo y la Magdalena como marido y mujer. Nada menos.

“Estoy personalmente convencida de que Jesús y María Magdalena fueron pareja, dentro de lo que se conoce como la ‘Unión Sagrada’- él, como representante de Jehová (Dios) como el ‘Novio de Israel’ y ella, la encarnación de Sophia (Sabiduría), representando a su tierra y a su pueblo como la ‘Novia de Dios’” dice Margaret. Y continúa: “Este es el significado de la escena de unción en los evangelios, un rito matrimonial ancestral en el cual la novia real unta a su novio como protector de ella misma y de sus dominios. En el concepto histórico y humano, María Magdalena fue su seguidora más devota, la única persona mencionada tanto en el momento de la crucifixión como en la tumba en los cuatro evangelios canónicos, y nombrada como su ‘koinonos’ (‘consorte’, en griego) en el evangelio gnóstico según Felipe.”

“La evidencia que sustenta mi teoría continúa creciendo. Un libro próximo a ser publicado con el título ‘El evangelio perdido’ del Dr. Barrie Wilson y Simcha Jacobovichi está basado en un documento sirio del siglo 2 ó 3, recientemente descubierto, el cual afirma que María Magdalena fue la esposa de Jesús y escapó de Jerusalén por las amenazas contra las vidas de sus hijos. Una tumba en Talpiot, Jerusalén, descubierta en 1980 reveló osarios con inscripciones de los familiares directos de Jesús, incluyendo ‘Mariamene e Mara’ (María, La Dama/ Domina) y Juda, hijo de Yeshua. En Noviembre del 2005 una excavación en Megiddo, Israel, descubrió un piso de mosaico en una sala de oración cristiana del siglo 3. La inscripción dice que el piso de mosaico fue donado por un centurión romano ‘en honor a Jesús, el Cristo.’ La imagen central en el piso es un medallón con dos peces nadando en direcciones opuestas, el signo del zodíaco de la Edad de Piscis –‘Los Peces.’ Los ‘expertos’ han mencionado que esto se refiere a los ‘panes y peces’ mencionados en los evangelios. El problema es que… no hay panes en el medallón, ¡sólo peces! Este es el lugar cristiano de adoración más antiguo nunca antes descubierto en Israel y no tiene imágenes de la cruz. El signo no es un solo pez, sino dos. Es similar al ying/ yang del extremo oriente, símbolo al todo de la creación inherente a la unión de opuestos. Mi libro ‘El Jarrón de Alabastro’ propone a Jesús y María Magdalena como el Señor y la Dama de Piscis, un ‘paradigma de alianza’ hacia los ‘albores de una nueva era’ en el primer siglo. Mi teoría es confirmada por este descubrimiento.”

Hernán Gálvez: Su libro nos cuenta sobre mensajes no canónicos escondidos clandestinamente. ¿Por qué piensa que la historia de la Magdalena tuvo que ocultarse en el simbolismo, arte, mitología y folclore?

Margaret Starbird: En el siglo 13, se estableció la Santa Inquisición para destruir las herejías que crecían en popularidad al sur de Francia. Al mismo tiempo, la iglesia católica romana y el rey francés trabajaron juntos en la ‘cruzada albigense’. Desaparecieron ciudades enteras en la misma región. En 1209, los habitantes de Béziers buscaron refugio en su iglesia local. Esta fue quemada sobre sus cabezas el día de la festividad de María Magdalena (22 de Julio). Según el cronista Pierre Vaux de Charney, esta fue una “retribución divina” por la afirmación de los herejes de que Jesús y María Magdalena eran amantes. Aparentemente era peligroso mantener este principio de fe. Para sobrevivir, la historia tenía que difundirse en la clandestinidad, donde los artistas y artesanos pudieran mantenerla viva en forma simbólica, lo cual es ampliamente detallado en mi libro, incluyendo marcas de agua, pinturas, tapices, cartas del Tarot y numerosas historias.

Es imposible determinar –tanto para defensores del credo canónico y opositores- a ciencia cierta qué pasó realmente hace dos mil años. Estudios como los de Starbird basan sus investigaciones en datos históricos, análisis de escritos apócrifos y leyendas medievales, así como símbolos escondidos en obras de arte. Pero también en el mismísimo Nuevo Testamento.



   









Extremo superior izquierdo: figura del “Ichthys” (“ἰχθύς”), “Pez” en griego. Fue el símbolo secreto del movimiento cristiano primitivo. Ichthys también es el acróstico de “Jesús Cristo, el Salvador Hijo de Dios” en griego antiguo. Extremo derecho: estela funeraria de principios del siglo III que lee “Pez del que vive.” Este símbolo también era usado como representación pre-cristiana de Diosas paganas. Centro: piso de mosaico descubierto en Megiddo, ciudad bíblica del Armagedón, construido en el período en que el Cristianismo aún no había sido reconocido como religión oficial por Constantino. No hay cruces, sólo dos peces en direcciones opuestas. La inscripción hecha en griego antiguo dice: “En memoria a nuestro Señor Jesucristo.”


Los “otros” evangelios y María Magdalena

La historia de Jesús la conocemos por los cuatro libros que conforman el Nuevo Testamento, autorizados por votación en el Concilio de Nicea (siglo 3): Mateo, Marcos, Juan y Lucas. Pero no fueron los únicos evangelios que circulaban por la época. Aunque debemos dejar algo bien claro: ningún evangelio, sea canónico o apócrifo, ha sido escrito por el apóstol o santo al que se le atribuye, sino por sus seguidores o recopiladores de tradiciones orales. “Evangelio” significa “buenas nuevas”, las noticias traídas hacia una comunidad a través de textos para la prédica.

Nag Hammadi, Egipto, 1945. Muhammad Ali Al Samman buscaba sabakh (fertilizante) para sus cultivos cuando se topó con un extraño jarrón. Este contenía doce pergaminos en papiros, textos de naturaleza gnóstica-cristiana, evidentemente escondidos siglos atrás por alguna razón. Numerosos estudios han determinado que se tratan de copias producidas en el cuarto siglo del cristianismo, y que los originales debieron haber sido escritos siglos antes. En los siglos I y II D.C., fundadores de la iglesia como Iraneo y críticos como Valentino ya hacían mención, el primero atacándolos y el segundo defendiéndolos, a “libros secretos” sobre la historia de Jesús.



Izquierda: “Magdalena Penitente”, del francés Georges de La Tour, siglo 16. Derecha: “Noli me Tangere”, del italiano Fra Angelico, siglo 14. El sufrimiento y la presencia de la Magdalena en la historia de Jesús era una constante en el movimiento artístico europeo, sobre todo en Francia.



De la “Biblioteca de Nag Hammadi”, como se le conoce actualmente, dos evangelios en particular llamaron mi atención: el de Felipe y María Magdalena. ¿Nunca oyó hablar de ellos? A Margaret no le sorprende: “Los textos de Nag Hammadi fueron percibidos como heréticos. El obispo Atanasio de Alejandría los declaró como ‘repugnantes’ y fueron escondidos en el desierto egipcio en el año 367 D.C. El obispo Iraneo dijo que ya que había cuatro puntos cardinales en la tierra (norte, sur, este y oeste), entonces debía haber solamente cuatro ‘pilares’ del Cristianismo: los cuatro evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan. Todos los demás evangelios fueron considerados de menor valía que esos cuatro y fueron gradualmente abandonados en varias comunidades cristianas (…) Tomó décadas para que los códices sean reconstruidos y traducidos. No sé si la iglesia tuvo que ver con estas demoras, pero está claro que no había ningún apuro en poner (los escritos) a disposición del público.”

Y al leerlos entiendo por qué. En el evangelio según María Magdalena, Pedro, dirigiéndose a ella, le dice: “Hermana, sabemos que el Salvador te amaba más que al resto de mujeres. Comparte las palabras del Salvador que recuerdes –las que tienes conocimiento y nosotros no.” Es aparente que, por decir lo menos, existe una relación cercana entre Jesús y Magdalena. Pero hay más. Pedro, en otro pasaje, reniega frente a los demás discípulos: “¿Realmente El hablaba en privado con una mujer, y no abiertamente con nosotros? ¿Tenemos entonces que ahora escucharla a ella? ¿El la prefería antes que a nosotros?” Y uno de los discípulos lo calla con esta respuesta desconcertante: “Sin duda El Salvador la conoce muy bien. Es por eso que la amaba más que a nosotros.” Esto es especialmente interesante ya que Pedro es considerado por la iglesia católica como la “roca” en que Jesús legó su ministerio.

¿Había cierta revalidad entre Pedro y Magdalena? Recordemos que el movimiento gnóstico en los albores del cristianismo ubicaba a María Magdalena como la verdadera sucesora del apostolado de Cristo. La llamaban “la apóstol entre los apóstoles.”

Pero la revelación más desconcertante viene en el evangelio según Felipe. Primero, se refiere así a la Magdalena:

“Hubo tres que siempre acompañaban al Señor; María, su madre, la hermana de ella y Magdalena, a la que llaman su compañera (…) Jesús la amaba más que a sus otros discípulos, y la besaba frecuentemente en la boca.”

La palabra “compañera” (‘koinonos’, en el escrito), según Margaret y otros estudiosos significaba literalmente “esposa”.

Esta ‘evidencia’ viene de un evangelio rechazado. Un evangelio escondido por siglos que, aparentemente, no se condice con los evangelios oficiales. ¿O sí, Margaret?:

“Ninguno de los evangelios canónicos es un testimonio presencial de los hechos. Las copias más antiguas de los evangelios del Nuevo Testamento datan del cuarto siglo y, según estudiosos bíblicos, no es el trabajo de testigos presenciales. Entonces es difícil clasificarlos como ‘prueba’ de nada. Mi opinión es que, basándome en las escrituras canónicas, la ‘unión sagrada’ entre Jesús y María Magdalena vive en el seno de la mitología cristiana –sea o no esa historia un hecho histórico. La escena de la unción es de vital importancia. Es una representación de ritos ancestrales de matrimonio real derivados de tiempos neolíticos. En el evangelio de Marcos, Jesús le dice a la mujer que lo untó que le ha hecho un favor, untándolo antes de su entierro (considerando su muerte inminente), y que donde quiera se predique el evangelio, esta historia se contaría en memoria a ella.”

Hernán Gálvez: Cuéntanos más sobre eso…

Margaret Starbird: La crítica más frecuente a mi tesis en “El Jarrón de Alabastro” por parte del clero y de medios académicos fue que “no puede ser cierta. No es lo que enseñamos.” Pero no refutaron la evidencia que proporcioné. No pudieron, porque la evidencia más poderosa proviene de los mismos evangelios –la preeminencia de María Magdalena en el recuento de la Pasión, la gematria de su nombre ‘H Magdalhnh’, lo cual la asocia con diosas antiguas del amor y la fertilidad, y las asociaciones del mismo nombre “la torre”/Magdala con el pasaje profético en el Libro de Miqueas acerca de la “Magdal-eder” –la vigilancia del rebaño (Miqueas 4:8-11), un antiguo texto hebreo que describe a la novia llorando en la tumba del rey fallecido y que es enviada, deshonrada y difamada, al exilio. El texto pregunta: ‘¿Por qué lloras? ¿Perdiste a tu Rey?’ El pasaje profetiza el exilio de la ‘Hija de Sión’, indicando que las naciones iban a blasfemar en su contra, llamándola ‘impura.’ (…) Este mismo escenario se repite en el evangelio según Juan cuando María encuentra a Jesús en la tumba y él le dice “Mujer, ¿por qué lloras?” La palabra griega equivalente a “mujer” –‘gune’- es la misma palabra usada para “esposa.” (…) Esta profecía fue escrita en el 700 A.C. Los seguidores de Jesús conocedores de su historia buscaron un epíteto apropiado para María y crearon deliberadamente el título ‘la Magdalena’ para reflejar la ‘torre’ en este texto antiguo de Miqueas. Conversos posteriores que no sabían hebreo o arameo cometieron un error al pensar que el epíteto era una referencia a la ciudad de donde ella venía, lo que no fue así; ‘la Magdalena’ era un título en honor a la profecía que resumió su vida en cuatro líneas. En Corintios 9:5, Pablo dice que Cefas, los hermanos de Jesús y los otros apóstoles están viajando con sus “hermanas-esposas.” Aparentemente están viajando como parejas misioneras, teniendo como modelo el ministerio de Jesús y María Magdalena en su comunidad. El único otro lugar en las escrituras donde encuentras el término “hermana-esposa” es en el Cantar de Salomón, el Cantar del Novio y su Amada en el Antiguo Testamento, el cual fue honrado en el corazón de la comunidad evangélica. Mis teorías descansan en las mismas escrituras que la iglesia llama canónicas. Sólo que las examino desde una perspectiva distinta.

Hernán Gálvez: ¿Por qué está bien creer ciegamente en lo que la iglesia dice, pero no está bien hacerle caso a investigaciones como la suya?

Margaret Starbird: La Iglesia reclama para sí misma la autoridad suprema sobre sus seguidores, basándose en varios pasajes de los evangelios. En cuanto a doctrina, declara que el Papa es infalible. Y con la ayuda de la Inquisición y la “Congregación para la protección de la Fe”, los patriarcas se las han arreglado para mantener un control firme sobre las mentes de los “fieles.” Encontré divertido que el año pasado el Vaticano revocó sus doctrinas acerca del “limbo”, declarando que la doctrina no era sostenible. Tengo la esperanza de que algún día revoquen sus doctrinas sobre el celibato de Jesús, lo cual es igual de insostenible.


Fragmentos del evangelio perdido de María Magdalena, encontrado en Nag Hammadi en 1945.

Otro punto interesante, siguiendo la línea alternativa sobre la historia de Jesús y la Magdalena, es la horrenda difamación que sufrió por parte del papa Gregorio en el 591. En una homilía, la calificó de “pecadora arrepentida” (de aquí viene la caracterización como prostituta. No fue hasta 1969 que el ‘infalible’ Vaticano contradice a Gregorio) basándose en una mala interpretación de las escrituras. Starbird, que ha dedicado su vida a reivindicar el nombre de la Magdalena, exterioriza sus sentimientos con afán: “Esta asociación (con el pecado, adulterio) nace de la escena de la unción de Jesús en el banquete, la cual ocurre en los cuatro evangelios canónicos. Solamente en Lucas se llama a la mujer que unta a Jesús una ‘pecadora del pueblo.’ Porque después ella besa los pies de Jesús y limpia sus lágrimas con sus cabellos (Lucas 7), se le percibe ampliamente como una mujer de la calle, una ‘prostituta.’ María Magdalena no venía de ninguna ciudad llamada Magdala, como se cree comúnmente. Tal ciudad ‘Magdala’ no tuvo ese nombre hasta el año 70 D.C. Hasta la rebelión judía, todos los registros romanos y la historia judía llamaban a esa ciudad ‘Taricheae.’ Fue destruida por los romanos en el 67 D.C., y rebautizada como ‘Magdala-Nunnayah’ (‘Torre de los Peces’) Los cristianos del primer siglo se preguntaban por qué aquella María prominente en todos los evangelios era llamaba ‘la Magdalena’, y le buscaron una ciudad de donde pudo haber venido. Escogieron la villa de Magdala por tener la misma raíz de su nombre, asumiendo ingenuamente que el epíteto nombraba a su ciudad de origen. Registros judíos registran que la ciudad ‘Magdala’ fue destruida por ‘prostitución’ –lo cual fue unido con la reputación empañada de ‘la pecadora del pueblo’ encontrada en el evangelio según Lucas. La identificación es ex post facto.”

Continúa: “En el primer siglo, se practicaban ritos de fertilidad en festivales paganos, en muchos lugares del imperio romano. Las ‘mujeres consagradas’ que cumplían el rol de la novia eran conocidas como ‘prostitutas sagradas.’ Lucas (el evangelio) deliberadamente desplazó la historia de la unción lejos de Betania y catalogó a la mujer como promiscua. En Israel había un fuerte tabú contra las mujeres que tocasen a un hombre en público, a menos que fuese su esposa. Entonces, en asociación con la ‘pecadora’ de Lucas, el aura de pecado y promiscuidad es transferida luego a María, la hermana de Lázaro, quien unta a Jesús en Juan 12:3, limpiando sus pies con sus cabellos. Jesús le dice ‘dejen que lo guarde hasta el día de mi entierro’ (Juan 12:7) refiriéndose a la pomada. Y luego, unos capítulos después, es María Magdalena quien se dirige sola a la tumba de Jesús y lo encuentra resucitado. Entonces, por asociación, la María llamada ‘Magdalena’ se convierte en la ‘mujer pecadora’ que untó al rey sacrificado, una acción asociada con la ‘prostituta sagrada’ de los cultos antiguos del Hieros Gamos. ”


La letra “X” era un símbolo preeminente entre los cristianos alternativos de la Edad Media. Estos símbolos aparecen en numerosas pinturas de grandes maestros, como en esta obra de Roger van der Weiden, “María Magdalena”, siglo 14. Aquí la “X” se aprecia en la enagua. Según Starbird, la Magdalena viste un traje típico de maternidad, con cordones ajustables.

¿Matrimonio real?

La investigación de Margaret sobre hechos y rituales históricos no deja de asombrarme: “En la antigüedad, una sacerdotisa real escoge a su esposo entre los jóvenes disponibles en su reino. El ritual de unción es de la mujer hacia el hombre durante la consumación del matrimonio. Cuando la pareja nupcial sale de la cámara nupcial, comparten su alegría con sus cultivos, rebaños y su pueblo. Posteriormente en los cultos litúrgicos del ‘Hieros Gamos’ (Matrimonio Sagrado), el novio era arrestado, torturado, mutilado, ejecutado y acostado en una tumba. Luego, usualmente en el tercer día, la afligida novia y sus doncellas se dirigían a la tumba a llorar al rey muerto y se alegraban de verlo resucitar. ¿Dónde hemos escuchado esta historia antes?”


La controversial obra de Leonardo, “La última cena” (1496-1498), motivo de apasionantes debates entre académicos de todo el mundo. Para ser justos debemos aceptar que es, por lo menos, una descripción extraña del evento. El primer apóstol hacia nuestra izquierda tiene el “grial” por encima de la cabeza –detalle descubierto tras arduos trabajos de restauración. En la simbología antigua la “izquierda” es femenina, y su contraparte, la “diestra”, masculina. El apóstol a la derecha de Jesús tiene marcados rasgos femeninos, y está sentado en el sitio de honor. Pedro está inclinado hacia él (¿o ella?) en actitud desafiante, y una inexplicable mano por debajo de Pedro sostiene un verduguillo.


El equivalente para “soltero” en hebreo, en los tiempos de Jesús, no existía. La palabra que se usa actualmente para “soltero” (“ravak”) significa, literalmente, “vacío.” Uno de los cinco deberes de un padre judío era encontrarle esposa a su hijo antes que cumpliese los 21. No hay por dónde sustentar la idea del celibato en el judaísmo –y Jesús era judío. La primera orden de Dios a Adán, relatada en Génesis, es “sé fecundo y multiplicaos.” Jesús mismo aplaudía el matrimonio y la reproducción (“Al principio de la creación, hombre y mujer los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.” Marcos 10: 6-9) Pablo le confirma a Pedro que los hermanos de Jesús (sí, Jesús tuvo hermanos) y los demás apóstoles estaban casados (1 Corintios 9:5) En el mismo Corintios, Pablo se usa a sí mismo como ejemplo al hablar de soltería, en vez de nombrar a Jesús (7:8) Extraño, ¿verdad? El celibato clerical no se hizo obligatorio hasta 1139.

Muy pocos saben que tanto Jesús como la Magdalena provenían de familias reales: las casas de David y Benjamín. Según Margaret y diversos estudiosos su crucifixión tuvo que ver más con su actividad ‘política’ y el cumplimiento –para algunos planeado- de ciertas profecías antiguas:

“De acuerdo a los evangelios canónicos, el rollo clavado en la cruz sobre la cabeza de Jesús contenía el epíteto: ‘Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos.’ La crucifixión era un castigo romano reservado a los esclavos rebeldes y a los insurrectos. Jesús y sus seguidores debieron haber sido percibidos como una amenaza al poder romano en Palestina. Dos incidentes desencadenaron el arresto de Jesús: llega a Jerusalén y se declara el ‘Hijo de David’ y voltea las mesas de los comerciantes en el templo durante el festival de la Pascua cuando la ciudad sagrada estaba atestada de judíos provenientes de todas partes del imperio romano. Había creciente expectativa que apareciera un Mesías que los liberase de la hegemonía romana, especialmente como respuesta a los informes sobre la resucitación de Lázaro por parte de Jesús. En Rom. 1:3, Pablo da testimonio que Jesús ‘nació de acuerdo a la carne descendiente de David.’ Esta fue la posición cristiana desde el comienzo, basados en la profecía de un ‘Mesías Davídico’ que vendría a salvarlos. Algunos académicos bíblicos creen que Jesús escogió conscientemente las actividades que provocarían su crucifixión, mientras otros piensan que siguió la guía del Espíritu Santo sin reparar en las consecuencias. Yo no estoy totalmente segura que Jesús haya planeado los eventos de manera consciente. Creo que la crucifixión fue una reacción inevitable de los romanos por la amenaza de insurrección en Judea, representados por el ‘Mesías Davídico’, largamente profetizado y esperado por el pueblo oprimido.”

Otro evangelio perdido, esta vez del mismísimo Judas –sí, el supuesto traidor- fue descubierto en los setentas, en Egipto. De nuevo, pasó mil peripecias para poder ser finalmente traducido y estudiado en el 2006. En este evangelio gnóstico –que circuló en las comunidades cristianas entre el I y II D.C.- se describe a Judas de manera distinta. No es el traidor que se ahorca agobiado por sus remordimientos, sino un seguidor leal y cercano a Jesús que no hace más que cumplir… instrucciones. Iraneo, de nuevo, menciona un “evangelio de Judas” en su famoso “Contra las herejías”, en el 180 D.C., llamándolo “historia ficticia.”

Imagen en vidrio, Iglesia de Kilmore, Escocia, 1906. Jesús y María Magdalena aparecen tomados de la mano –y ella, con el vientre notoriamente abultado. Tradiciones europeas afirman que José de Arimatea escondió a “la familia del grial” en Europa. En gaélico, “Caell Muire” (Kilmore) significa “La Iglesia de María.”

Sangre Real: la descendencia

En Francia, la historia de la Magdalena está por todos lados: obras de arte, tradición popular, etc. Incluso algunos han llegado a sugerir que la veneración común a “Notre Dame” (Nuestra Dama) no se refiere a María, la madre de Jesús, como se piensa oficialmente, sino a la 'Madeleine.'

Según las leyendas locales, María Magdalena pasó sus últimos días exiliada en Francia, huyendo de la persecución romana. Cuando escuchamos hablar del “Cádiz Sagrado” o el “Santo Grial”, se nos viene a la cabeza una copa, un elemento mágico arturiano, o por último el recipiente que fue llenado con la sangre de Cristo al momento de su muerte. Starbird lo interpreta de otra manera:

“Las leyendas europeas hablan del ‘Santo Grial’, como vasija que contuvo la sangre de Cristo, y que fue llevado a las costas de Francia por José de Arimatea. La palabra realmente debía ser leída como ‘sang-real’, sangre real, la sangre real de Jesús. Para mí, el ‘Grial perdido’ es una metáfora de la pérdida de lo Sagrado Femenino –‘la voz de la Novia’- en la civilización occidental, perpetuada por una iglesia que sólo ordena a hombres célibes, insistiendo que ese era el modelo de las comunidades cristianas primitivas. Investigaciones recientes han desenterrado fuertes evidencias del liderazgo femenino en la iglesia primitiva, incluyendo murales y mosaicos mostrando a mujeres vistiendo ornamentos rituales (…) Pienso que María Magdalena fue llevada a exiliarse para protegerla –a ella y su niño o niños- de los romanos. Sabemos a través de la historia de la iglesia que los romanos buscaron a los ‘desposyni’, los familiares directos de Jesús y sus descendientes por generaciones luego de su muerte. Las leyendas francesas dicen que Magdalena, su hermano Lázaro y su hermana Marta, junto con varias amistades, encallaron en las costas francesas en el 42 D.C. Junto con ellos, llevaban el ‘sangraal.’ La sangre real no es llevada en un recipiente. La sangre real fluye en las venas de un niño (…) En Francia se venera a Santa Sarah. Según la tradición, era una niña pequeña que vino en el bote junto a los demás refugiados, desde Judea a Francia. Sarah significa ‘Princesa’ en hebreo. Entonces tenemos una fuerte tradición en Francia donde una niña llamada ‘Princesa’ llegó junto a los refugiados reales desde Jerusalén. Por siglos, las leyendas francesas se conservaron como tradiciones orales. En el tiempo en que se escribió la historia sobre Sarah, la inquisición ya estaba firmemente arraigada, atacando el libre pensamiento en la Europa occidental. ¿Cuáles eran las posibilidades que nos enteremos de ‘la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad’, sobre esta familia y la pequeña Sarah? Existe una anomalía interesante en esta historia. La estatua de Santa Sarah es negra. Ella es una de las enigmáticas ‘vírgenes negras’ de la región. El libro de Lamentos en la biblia dice: ‘La princesa de Judea, cuyo rostro fuese alguna vez blanco como la leche, es ahora negro como el hollín. No la reconocen en las calles.’ (Lam. 4:7-8) El linaje davídico nace de la princesa de Judea, lo cual explicaría fácilmente la oscuridad de Santa Sarah y su familia, arranchados de su poder y su título, perdidos en la historia, olvidados en la oscuridad de un exilio.”


“Santa Sarah”, también llamada “Sarah, la oscura” y “Sarah, la egipcia.” Venerada en Francia cada 24 de Mayo.

Dan Brown -desde la ficción- afirma que la posible descendencia de Jesús y la Magdalena existe hasta nuestros días y es protegida por el controvertido “Priorato de Sión.” En los ochenta, los ingleses Henry Lincoln, Michael Baigent y Richard Leigh removieron al mundo al sugerirlo tácitamente en su investigación ‘El Enigma Sagrado’ –aunque, valga decirlo, ese fue un tema coyuntural y no la principal hipótesis del libro, que sí tiene grandes méritos. En esto Margaret y yo compartimos nuestro escepticismo:

“Si Eduardo III, decimocuarto rey inglés, ha tenido aproximadamente 800 millones de descendientes, ¿cuántos descendientes podríamos esperar de una pareja como Jesús y María Magdalena desde el siglo I? Para mí, la historia del Grial no se trata de identificar una descendencia actual. Se trata de restaurar el balance de nuestra imagen sobre lo Divino como Unión Sagrada –no como madre e hijo, sino como Novio y Novia.”

¿Y cuándo nació Jesús?

No está claro. No fue hasta el año 440 de la era cristiana en que se instituye el 25 de Diciembre como la fecha “oficial” del nacimiento de Jesús, basados en una mención de esa fecha en el Calendario de Filócalo (354 A.D.), ¡casi medio siglo después de su muerte! En ningún párrafo del Nuevo Testamento ni en las tradiciones orales de los cristianos primitivos se especificó la fecha exacta de la natividad. El sincretismo con otras creencias tuvo mucho que ver con la adopción de esa fecha, por su popularidad en distintos ritos paganos. La festividad de Saturnalia celebraba el advenimiento del “Dios” sol Invictus el 25 de Diciembre. La reencarnación de Tammuz, hijo de la diosa pagana Astarté, se celebraba el… 25 de Diciembre. Para que el Cristianismo, la nueva religión impuesta por Constantino, fuera adoptado con mayor facilidad, se introdujeron ritos y simbolismos paganos para mejor “digestión” de los nuevos seguidores. El año mismo en que nació Jesús es erróneo. Lo que conocemos como “A.D.” y “D.C.” es sólo un intervalo de tiempo, no una sincronización histórica. Jesús, llevados no por esas variables sino por documentos y evidencias, debió haber nacido entre los años 2 y 4 D.C. O sea, entre dos y cuatro años después de lo que dice el canon oficial. Los padres de la iglesia Tertuliano e Irineo, en distintos escritos, documentan que Jesús nació “28 años después de la muerte de Cleopatra” (30 AC) y el “Año 41 del reinado de Augusto” (43 AC). En cuanto al mes, debió haber sido entre Septiembre y Octubre basándonos, de nuevo, en las mismas escrituras. Juan Bautista nació en Abril y era 5 meses mayor que Jesús (Lucas 1:36)

Jesús de fe vs. Jesús histórico

El credo nos educa que Jesús, luego de la crucifixión, subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios padre todopoderoso. Y para el creyente real, esa debe ser la única verdad. Ninguna investigación científica o periodística debe desestimar la fe del verdadero creyente. Si me preguntan, humildemente pienso que Jesús pudo haber sido el extraordinario hombre que definitivamente fue y al mismo tiempo -¡por qué no!-, pudo también haber sido esposo. Y padre. Su posible divinidad no necesariamente se ve en peligro por esta teoría –ojo, teoría, habría que retroceder dos mil años para saber lo que realmente ocurrió- sino que se enriquece ¿No es acaso la procreación y el amor marital de naturalezas divinas? Margaret lo entiende así:

“Aparentemente el clero católico romano piensa que la aceptación de esta unión entre Jesús y María Magdalena produciría una crisis de credibilidad si decidieran, en estos mismos momentos, abrazar a la Novia Perdida y darle la bienvenida a la que siempre fue su casa (…) En el 2003, cuando fue publicado el Código Da Vinci, los jerarcas de la iglesia católica romana ya habían destruido su propia credibilidad con la manera arrogante en que manejaron su crisis sobre casos de pedofilia. La gente se preguntaba, ‘¿qué más nos estarán escondiendo?’ La supresión del ‘Matrimonio Sagrado’ de Jesús y María Magdalena y la negación institucional sobre lo ‘Sagrado Femenino’ está en el corazón del abuso tanto sexista como de poder en la iglesia católica (…) Yo sólo he ofrecido, con mi investigación, un regalo a la iglesia, basándome en las mismas sagradas escrituras. Yo enseño lo que la iglesia enseñó al principio y que ha sido olvidado –la oportunidad de reclamar a María Magdalena como la persona amada de Jesús, la novia perdida quien, por siglos, ha sido el modelo de la jornada de nuestra alma hacia la unión con Cristo. Finalmente, amigos, el mensaje de Jesús y María Magdalena es que el ‘Reino de Dios’ ¡está dentro de nosotros y en todo lo que nos rodea! Se nos anima a celebrar la alegría de la vida en Espíritu y Verdad –usando los mensajes de los evangelios para esparcir la luz en el ‘camino.’ Gracias por darme la oportunidad de compartir la jornada con sus lectores. ”

Gracias Margaret, gracias lectores de Poco Floro. Y recuerden: veritas liberabit vos.

Hasta la próxima.







Friday, October 22, 2010

Vicky Peláez condecorada por el Kremlin. La Matahari rusa ahora posa semidesnuda. Estados Unidos recuperó cuatro espías de peso. Ahora entendemos.

Para eso fue

El panorama ahora está más claro que hace dos meses, cuando la convincente negativa de Peláez, sus familiares y colegas ante los cargos de espionaje nos hacía dudar. No faltaron quienes acusaran a la CIA de fabricar este entuerto para enfriar aún más las históricamente gélidas relaciones Washington-Moscú, justo cuando ambos presidentes buscaban estrechar lazos.

Pero resultó que la peruana y su esposo sí estaban embarrados hasta las orejas. Aceptaron los cargos: se infiltraron en grupos de influencia política y social para mandar informes a Moscú. Ahora lo sabemos. Ahora lo sabemos, nosotros. ¿Pero por cuánto tiempo guardó el secreto el gobierno yanqui? ¿Por qué esperó tanto para actuar?
El (desigual) canje de espías lo explica. Mientras que Estados Unidos recuperó a verdaderas joyitas del espionaje, Rusia condecora a Peláez y aplaude las poses sensuales de su ‘Matahari’, Ana Chapman, en una revista para adultos.
Recordemos que la captura de Peláez et all se dio justamente –en inteligencia no existen las casualidades- cuando los presidentes Medvedev y Obama se reunían en Washington. La señal de la CIA estaba clara: ¿cómo es, KGB?

Desde hace años los Estados Unidos buscaba la forma de recuperar a sus espías prisioneros en Moscú. Por eso habría esperado el momento propicio para echarle guante a estos soplones de poca monta como Peláez, Lázaro y Chapman. Es absurdo pensar que los tres aparatos de inteligencia yanqui –CIA, FBI y la Agencia de Seguridad Nacional- no sabían sobre las actividades previas de Peláez y compañía. Los tenían vigilados. Los dejaron actuar.

El premio espía 2010

Peláez fue condecorada esta semana por el mismísimo Medvedev, junto a los otros nueve canjeados. No hay dudas: trabajó para los rusos. La portavoz del Kremlin, Natalia Timakova, lo resumió así: "Los agentes de la inteligencia rusa, incluidos los oficiales que sirvieron en EE.UU. y regresaron el pasado julio a Rusia, recibieron la máxima condecoración del Estado en el Kremlin." La máxima condecoración, ni más ni menos. ¿Dónde están los que defendían a Peláez, incluyendo sus inubicables abogados y el Diario/La Prensa? Unos no devuelven las llamadas y los otros han informado la condecoración glaciarmente, como despachos de EFE. Aunque es paradójico que en la nota mencionen a Vicky Peláez como “columnista de este rotativo.” http://www.impre.com/eldiariony/noticias/principal/2010/10/19/rusia-condecora-a-espias-217211-1.html#commentsBlock
Esperamos que sea un error de redacción y no mensaje criptográfico. Ya estuvo bueno de jugar a James Bond.

Los espías gringos

Mikhail Vasenkov (Juan Lázaro), el falso uruguayo, era el contacto con los rusos, y Peláez lo supo siempre. Lo ayudó a emigrar a los Estados Unidos, crearon esa fachada de familia ‘progre’ y vivieron ‘tranquilamente’ –eso les hicieron creer- hasta que decidieron atraparlos. La celeridad post-arresto (la denuncia fiscal lista y detalladísima sólo horas después de la captura múltiple, la confesión del marido cantor en tiempo récord, la oferta ad-hoc de la fiscalía si no peleaban los cargos) no hace sino confirmar que esta fue una jugada de inteligencia planificada para dejar servido el escenario del canje de agentes.

¿Quién salió ganando? Rusa recibió a sus diez hijos pródigos, incluyendo a Peláez, investigados hace más de diez años por la inteligencia estadounidense. La CIA, el FBI y la ASN siempre supieron qué información salía a Moscú. Espiaron a los espías. Mientras que Estados Unidos recuperó a estas cuatro joyitas que harían temblar a los mismísimos Rosenberg. Y, no hay que ser mal pensados, los ha recuperado para que sigan… ¿espiando?:

Sergie Skripal
, de nacionalidad rusa (los espías de casa parece que trabajan mejor, como verán) Acusado de espiar para el MI6, la CIA británica, desde 1990. Fue encarcelado en 2004 y sentenciado dos años después a 13 años de prisión por traición a la patria y espionaje. Entre sus perlas está haberle proporcionado al Reino Unido, desde su posición de ¡CORONEL! del ejército ruso, innumerables nombres de espías moscovitas.

Alexander Zaporozhsky, también ruso. Fue coronel del servicio de inteligencia. En 2003 fue sentenciado a 18 años de prisión por espiar para la CIA. Se dijo que reveló los nombres de una veintena de espías rusos operando en Estados Unidos. El New York times aseveró que Zaporozhsky dio las pistas para que se acuse por espionaje al ex agente del FBI Robert Hanssen, quien fuera finalmente condenado a cadena perpetua en 2001. Hanssen aceptó haber vendido información a Moscú desde 1979 por casi dos millones de dólares.

Gennady Vasilenko. Sí, ruso de pura cepa. También se le involucró en el caso de Robert Hanssen. No se sabe mucho de él. Sólo que trabajó para la KGB en los setentas como espía en Washington. Tras un sospechoso viaje a Cuba en 1988 fue arrestado y expulsado por la KGB bajo sospechas de espionaje, aunque no se pudo probar (bueno, que EEUU lo haya pedido de vuelta ahora deja todo clarito, ¿no?) Fue sentenciado a tres años de cárcel en 2005 por posesión ilegal de armas y resistencia a la autoridad.

Igor Sutyagin Sutyagin, ruso, para variar. Especialista en armas nucleares que despachaba a la CIA a través de Alternative Future, firma británica con sede en London. Sutyagin trabajaba en proyectos relacionados al desarrollo de armas nucleares de Estados Unidos y Rusia desde su puesto como cabeza del Instituto de Estudios para Estados Unidos y Canadá, en la Academia de Ciencias de Moscú. Fue detenido en 1999 y sentenciado en 2004 a 15 años de prisión por espionaje.
Del otro lado, bueno, qué mejores ejemplos que Peláez y Chapman. No tendrán el currículum criminal de los angelitos arriba mencionados, pero sí que les gustaba la peliculina. La rica Vicky hacía lo imposible por hacerse notar desde sus columnas en El Diario/La Prensa, y Anna, bueno, miren las fotos que ella misma colgó en su cuenta de Facebook, y las que acaba de tomarse. Qué buen… canje.

Friday, October 15, 2010

Alan García: ¡Corrupto! (y loco)...

Pre-hígado: Supongo que debo explicar(me) por qué no he escrito ni michi en este blog por casi nueve meses. Pero como me da flojera no voy a... Aguanta, si fue por eso mismito, justamente: ¡simple y deliciosa flojera! Para qué tanto floro. Dejé una historia a la mitad pero no me atrevo a prometer terminarla, viendo qué tan largos pueden ser mis tributos blogueros a morfeo. Tal vez la acabe luego de este manifiesto alpinchista. O tal vez no. Por ahora me conformo con sentir ganas de escribir esta noche tras una semanita cargada de peruanidad online...

Noticia: Un pata con cara de (mal) dibujo de los Simpsons dice que Crazy Horse le metió un quechi, en la mejilla derecha con la mano izquierda (¿es García zurdo, o fue un reflejo inconsciente de los farmacéuticos años rabanitos? Conspiracy theory para ahondar, si no fuera tan flojo...)

A ver. ¿Por qué no se le puede llamar corrupto al presidente? Rose Mary Palaces, con ese dejo de monja chancona, dice que no, qué barbaridad, es el presidente de la república y nos-gus-te-o-no es nuestro deber respetarlo. Bueno, respeto se merecen todos, ¿no? Incluido el pastrulo abofeteado, que no sólo sufrió la ira del gordito sino que, videíto manda, recibió un abusivo callejón oscuro de los matones presidenciales. El presidente es un ciudadano que ostenta un cargo público por unos años, y ya. Un contratado. No sé por qué en nuestros países hablamos de la "figura presidencial", "la primera persona del país" y sonseras por el estilo. Crean políticos acomplejados como García, que hasta cuando declara si el día está nublado lo hace con ese queco insoportable de rey francés. El presi no es ni más ni menos que el que cambia pollitos por botellas (a propo, hasta ahora me pregunto dónde está la ganancia en ese trueque avícola) Por último, merece el respeto que reparte. ¿O es que el respeto es un valor marginador, conveniente y convenido?

Según Bayly, Villa Stein y Mulder (sorry por mezclarte con esta chusma Jaimito, pero para qué opinas como ellos pues) el presidente tenía todo el derecho de reaccionar así. Villa Stein, hombre fuerte de la justicia peruana, opinólogo audaz con todo lo cochino que no tenga que ver con el gobierno, habitante de la luna de Paita con todo lo sucio que tenga que ver con el gobierno, contumaz cojudo a la vela con todo lo que tenga que ver con petro-audios, en fin, chochísimo representante del segundo poder del estado, hizo gala de sus refinadísimos recursos semánticos y declaró que "...sólo en un país de maricas se permite que se insulte a la gente sin hacer nada."

Plop. Sí, hueveros del mundo, este es el presidente del poder judicial peruano. En qué mala hora se inventó el youtube. Ahora todo el mundo puede ver lo que tenemos como máxima autoridad en leyes, un promotor del ojo por ojo, cachetada por insulto. O sea, si alguien me insulta en la calle no debo devolverle un insulto, sino un quiñe a la mandíbula. Ambas respuestas tienen la misma proporción legal según el más más de la justicia en mi país, este César incomprendido. Cuando Paolín Guerrero le devolvió el insulto a un hincha alemán con un botellazo, su club no debió multarlo con cien mil cocos, no; según Bayly, Villa Stein y Mulder su reacción fue legítima, a la altura de un presidente, habráse visto.

Analicemos esta sinfonía de razonamientos ilustrados: Cuando a Fujimori la gente le gritaba ¡corrupto!, ¡ladrón!, ¡asesino! por las calles, según estos caballeros el chino tenía todito el derecho de agarrarlos a correazos y, siguiendo la misma lógica genial, si los faltosos lo superaban en número, sus seguidores naranjas podían unirse a la legítima defensa. ¡De canal 2 ochentero!: la batalla campal, derecho propio.

¿Qué hacía Raúl Romero aguantando como huevón que le hagan el carro un omelette por haber opinado que las matanzas del grupo Colina eran un costo de la guerra interna? Debió salir y meterle pollos y patadas a los Lennons de barrios progres para que no jodan. Tú mismo, enemigo lector: si te insultan ya sabes, el man de la justicia te da carta libre para gomear (y ser gomeado, tus derechos empiezan donde terminan los de Villa Stein...) Amén.

Aunque el castigo para semejante estupidez podría conjurarse en una interpretación auténtica, como la ley de reelección de Fujimori, de esta Ley Stein: "sólo en un país de maricas se permite que se insulte a la gente sin hacer nada." ¡Ya está, bingo! Maricas peruanas, háganle caso al chapatín de la justicia y sáquenle la mierda. ¿No ven que no pueden dejarse insultar, según él, y vale todo para defenderse? Hay que predicar con el ejemplo, doctor Villa, caballero déjese abollar, sea un prócer, Alan merece su sacrificio... Chicas-chicos: las apoyo, denle hasta por debajo de las orejas pero rápido, suave con Serenazgo...

Después de todo, ¿qué diablos es un insulto? Según el diccionario, "dirigir a alguien palabras o acciones ofensivas." Bastante general, ¿no? Lo que es un insulto u ofensivo para mí no necesariamente es un insulto ni resulta ofensivo para ti, y viceversa.

¿Llamar "corrupto" a alguien es un insulto? Puede ser, dependiendo de tu bagaje personal. Son tus demonios y musas, tus pecados y goles los que tejen la red que atrapa o filtra ofensas y halagos. Si a mí me llaman corrupto, no me ofende. No me toca ninguna fibra emocional, no organiza incendios interiores ni ordena respuestas matonescas, como sí lo haría una afrenta a mi familia o a otras sensibilidades personales. Pero a García sí le jodió, tanto como para exponerse a este nuevo escándalo. Sólo él sabe por qué. Bueno, todos sabemos por qué, qué tanta vaina.

Siguiendo con lo que constituye un insulto, veamos: ¿qué tan ofensivo podría ser llamar a alguien "ciudadano de segunda clase", como hizo García con los indígenas de Bagua, ah? ¿O "periodista acomplejada", como bautizó caballo loco a Claudia Cisneros por publicar que habría embarazado a otra 'dama de altas cualidades'? ¿Estaban ellos en su derecho de pegarle al presidente, entonces?

Bayly dijo que si eso -un ene ene insultando al presidente- ocurriese aquí en los Estados Unidos, el "agresor" no sólo recibiría un estáte quieto del mismísimo presidente (¿habría fumado algo esa noche poco inspirada, Jaimito? Jamás, que recuerde, se ha registrado una agresión de un presidente estadounidense a un civil) sino que hasta se lo llevarían preso (¿?)

A Bush, el día de la inauguración de su segundo gobierno en Washington, la gente le dijo de todo (recuerden que las elecciones contra Al Gore las ganó, al parecer, con trampa) El auto presidencial terminó bañado en tomates y huevos y su seguridad, como tenía que ser, cumplió su deber de cuidar al presidente sin atacar a nadie. Michael Moore, el del famoso documental Farenheit 9/11, dijo que Bush y Cheney debían ser juzgados por causar la muerte de las víctimas del atentado. Lo acusó poco menos que de asesino. ¿Acaso alguien vio a Bush buscándolo para pegarle? ¿Y el zapatazo que le aventó un iraquí en una conferencia de prensa? El presidente conservó la compostura y el agresor -porque aquí sí hubo una agresión penada por la ley, la agresión FISICA- fue apresado como debía de ser.

Insisto, me sorprende lo de Bayly. A diferencia de los otros escuderos de García, él no tiene intereses de por medio para defenderlo gratuitamente. O sea, lo defiende honestamente. Eso es peor. De los otros paparulos se comprende su sobonería, no les queda de otra; el amor propio es en política como la honestidad: no existe. Si Bayly piensa que una ofensa VERBAL puede responderse legítimamente con una agresión física... ¿entonces qué esperan Ivcher ('alcóholico, no peruano'), Flores Nano ('vieja bruja, aguantada'), Toledo ('borracho impresentable, coquero'), Miyashiro ('marioneta, monigote') e interminables etcéteras para hacer uso del novísimo Código Stein y desgranputarlo por insultarlos noche a noche y sin remordimiento alguno?

García le devolvió la pared a Villa Stein llamándolo "quijotesco" y "valiente" por estar de acuerdo con su reacción. De Ripley. ¿Qué de valioso (valiente= de poseer valor, valía) y "quijotesco" (término obviamente relacionado al personaje literario, descrito como caballeroso y altruista) tiene meterle un lapo a un pata medio ahuevado que te insulta en la calle? ¿Nos hemos vuelto locos todos? Aunque no debería sorprenderme mucho. Una encuesta reciente dice que al 60% de peruanos le llega al chopin que su alcalde o presidente robe, con tal que haga obras. O sea, la aceptación (y macabra resignación) a la pendexada en perulandia ya es un hecho. Lo que tanto niega el nobel Vargas Llosa parece que será realidad: el Perú escogerá entre el cáncer y el sida el 2011. (A propo, me salgo del tema un ratito: el Nobel de MVLL es un triunfo personal, o por último, de sus lectores, sin importar la nacionalidad. El Perú no puede tener la con...ciencia de celebrar cuando le negó la posibilidad de ser presidente y eligió al delincuente que, al final, hizo lo que ese 60% del electarado pide: robarles, pegarles, más me pegas, más te voto...)

Para acabar, si todavía crees en ese cuento viejo de la libertad de expresión, despreocúpate por lo que dice tu DNI o pasaporte y has de tu vida, tu patria. Tu frontera, la apertura. La tolerancia, tus vecinos. Sólo así, poco a poco, el idealista contagiará, con suerte, a otros locos más y esas letras luego de "ciudadanía" cobrarán sentido, real dimensión, y empezaremos a querer(nos) más, a valorar(te) más, Perú, y ya no elegir Garcías ni Fujimoris.

Ah, García loco y corrupto, se me olvidó. Porque es lo que pienso, y sólo en un país de bárbaros la opinión se devuelve con una agresión. Felizmente el Perú no es Villa Stein y mono neuronales por el estilo. El Perú también eres tú. No te dejes.

Otrosidigo: ¿Cuándo vas a decirnos, Alan Damián, cómo te hiciste millonario sin trabajar? ¿Cuándo sabremos la verdad sobre el espionaje durante TU GOBIERNO? ¿Por qué ni Vladimiro ni el chino te tocan? ¿Por qué no has hecho nada o poco por reconstruir Pisco hasta ahora? ¿Por qué no investigas los robos de Castañeda con COMUNICORE, en vez de elogiarlo públicamente por un cojudo museo virtual cuando en la esquina de ese museo roban treinta veces al día? Pero sobre todo, Alan Damián, lo que jamás podré perdonarte... ¿por qué me hiciste caminar treinta cuadras para conseguir azúcar durante tu primer gobierno, loco del demonio, siendo yo un pequeñín que ni su cama tendía? ¿Me vas a pegar, también? ¿Y si te doy un poquito de litio, te tranquilizas un ratito? Aprocalipsis now... No, un añito más nomás. Felizmente.

Sunday, May 16, 2010

Ai Guant Tu Breik Fri (II)

-Quién canta eso?- pregunta Rómulo, sorprendido.
-Cuin,
-El del británico, en todo sentido?
-Vamos Rómulo, no seas homofóbico.
-Homo qué?
-Matacabros.
-Nada que ver causa, nada más que ese pata canta música media rara y no creo que la pongan en la fiesta.

Era cierto. Yo estaba entre los contadísimos caídos del palto que, a la hora del recreo, no compartía mi discman con nadie, no por razones de tacañería adolescente, sino porque, mientras todos mis amigos obedecían caribeñamente las arengas arriolas de El General...

-"Alza la mano si tú estás gozando (...) muévelo, muévelo."

...yo, anglosajona y acomplejadamente, y, casi siempre, encerrado en el baño, masticaba algún dialecto incomprensible (aún no sabía inglés, ya lo saben) con los solos tóxicos de Slash, la garganta huarapera de Axel, la nueva ola de letras lacrimógenas de Los Dolton's (influencia de mi viejo en mi niñez temprana, auto-destructiva manera de extrañarlo más, desde el divorcio con mi vieja) o la ópera rockera del gran Freddy Mercury. No, yo no estaba pegado -lo que me hacía aún más marciano- a los ritmos juveniles de moda. En eso había que trabajar también.

-Rómulo, no sé bailar El General.
-Bueno, primero que nada, no se baila a un cantante, compadre. Es como si me dijeras "no sé bailar Eva Ayllón." El General canta reguetón, apréndete eso. Y se baila así...

Los contorneos de Rómulo eran -siendo justo con este amigo entrañable que este blog trata de evocar-, por lo menos, dudosos. Carajo, recuerden que apenas nos crecía bigote y en Lima ser ampayado en cualquier situación ambigua podía ser tu cruz por los siglos de los siglos amén. De haber sido pillados, pues, los dos solos en aquella mítica azotea de su jato (que tantas borracheras ilegales cobijó), habríamos pasado tranquilamente por espalda sudada, canoa mojada, quemada de arroz, etcétera, por ser estos bailes de naturaleza explícitamente arriola... Y cómo explicar al ojo impertinente que mi buen amigo sólo me estaba enseñando a bailar. Pero continuamos: tienes que bajarte hasta el suelo Hernán para que la jerma se impresione, a ver si me sale Rómulo. Hasta que ese ojo impertinente apareció.

-Ja ja já, ahora le digo a mi papá que bailas con Hernán.
-Qué haces aquí chibolo de miércoles?

El chibolo de miércoles, y de sábado pre-fiesta, era el hermano menor de Rómulo, Esteban. Yo sonreía nerviosamente: el mocoso también iba a nuestra escuela. Mi reputación estaba en juego.

-Al menos no me orino en la cama.
-Ya no me orino ya Rómulo, baboso.
-No te orinas? Y el mapa del Amazonas que dejas todos los días en tu cama? Quieres que le tome una foto a las sábanas que la vieja saca a airear? Zafa zafa nomás si no quieres que todo el colegio se entere que necesitas pañal, so meón viejonazo.
-No digo nada si... Bueno...
-Quieres chicle? -intervine malhumorado, ya odiando un poquito también al mocoso: eran ya las seis, faltaban sólo dos horas para la fiesta, debíamos apurarnos.
-No, mis papá dicen que no puedo comer dulce.
-Plata?
-Qué plata ni qué huevada, Hernán, estás loco? Vas a necesitar por si te liga el plan con la flaca. Este cojudo no va a decir nada porque ya sabe la que le espera.
-Ya pues, como las huevas, igual el otro año nos cambian de colegio.
-Qué?
-Sí, bueno, eso dice mi viejo, Hernán, pero no es seguro.

Fue el primer buen amigo que perdí durante la adolescencia, Rómulo. Llegó a mudarse a Trujillo unos meses después, cuando acabó el año. El internet no era el fenómeno comunicacional que es ahora, así que no tuvimos manera de mantener contacto. Lo que me sorprendió no fue el que se mudase -su papá era de la policía, apenas habían estado en Lima por dos años, trasladados de Apurímac- sino que no me lo contara. Quizás tuvo mucho que ver con que sietes horas después, borrachos y vomitando sobre las sábanas orinadas de Esteban, fumando nuestro primer cigarrillo alegre en la vida, también, me confesara que era su mejor amigo, Hernán, y nunca le habría enseñado a bailar a nadie. Y que le llegaba altamente tener que mudarse de nuevo. Odiaba a su papá, a su mamá, a su hermano, pero, cómo son las cosas, Hernán, compadre, también los quería. Sobre todo a Esteban, este chibolo huevón. Me di cuenta de cuánto quería a su hermano menor cinco horas después. Adolescencia, que le dicen...

-Ah bueno. Ojalá que, bueno, si se mudan, no sé, esté más paja, por allá, a donde vayan, no?
-Después hablamos de eso. Qué miércoles quieres entonces, mocoso del carajo?
-Llévame a la fiesta.
-Estás loco, o tanta pichi ya te atrofió el cerebro? Esta fiesta es sólo para los de cuarto año. Tú estas en primero. Así quisiera, con esa cara de pajarito no te van a dejar entrar.
-Yo no he dicho que quiero entrar, sólo quiero ir. Puedo estar afuera escuchando la música. Llévame o le digo a todos el lunes que bailas como mono. Además, yo tengo ese disco que dice Hernán.
-Qué? El de Cuin?
-Sí. Mi mamá escucha eso. Lo puedo traer.
-Llevémoslo Rómulo, qué más da.
-Carajo, voy a pensarlo. Primero trae el disco, meón.
-Ya vengo. Te traigo el trago que esconde mi papá, también?

(Continuará...)